Acerca de las adaptaciones de Marduk y Tiamat.

En una revisión rápida de asociaciones mitológicas babilónicas con la Astrología, se dispone rápidamente a Marduk con el Zeus griego; es decir nuestro Júpiter romano y se le adjudica en base a su actividad, similitudes con las funciones del regente de los cielos y los mortales.

La historia de Marduk y Tiamat se encuentra generalmente dentro de estos parámetros:

En la religión de Mesopotamia (Sumeria, Asiria, Acadia y Babilonia) Tiamat (Nammu para los sumerios) representa el agua salada, al mar, es la diosa madre progenitora de dioses. Es una fuerza natural que representa el caos primogénito que tiene una importante participación en el poema épico Enûma Elish (relato que narra el origen del mundo, significa en acadio “cuando en lo alto” y son estas las dos primeras palabras del poema); este se encuentra recogido en tablillas halladas en la biblioteca de Asurbanipal, en Nínive.

En este relato antes que el cielo y la tierra tuviesen nombre (equivalente a no existir) Tiamat y Apsu (dios del agua dulce), mezclaron sus aguas, engendrando una familia de dioses. Estos perturbaban a su padre quien decidió destruirlos. Pero uno de ellos, Ea (“El señor de la tierra”, conocido como Enki en la mitología sumeria) se anticipó a los deseos de su padre y con un conjuro lo durmió, para luego matarlo. Apsu permaneció en un largo sopor (de ahí que el agua dulce esté quieta), pero Ea no pudo hacer nada contra la poderosa Tiamat.
Esta, enfurecida, creó una legión de demonios y los puso bajo la orden de Kingu, su nuevo consorte e hijo, a quien le entregó las tablillas del destino para combatir a los dioses.
Viéndose amenazados, los dioses nombran a Marduk, para enfrentar a Tiamat y este accede con la condición de ser nombrado “príncipe de los dioses”.
Los dioses cedieron todos sus poderes a Marduk para poder vencer a Kingu, quien al verlo, quedó paralizado de miedo. Marduk con un vendaval, le hizo dejar la boca abierta y lanzó una flecha dentro de su vientre.
Después de la batalla, a Kingu le son arrebatadas las tablas del destino.
Marduk, exultante, planea realizar obras estupendas y las comunica a Ea:

"Amasaré la sangre y haré que haya huesos. Crearé una criatura salvaje, 'hombre' se llamará. Tendrá que estar al servicio de los dioses, para que ellos vivan sin cuidado".

Kingu es condenado a morir por ser el jefe de la rebelión, y con su sangre, Ea crea a la humanidad.
Como última venganza en contra de Tiamat, su cuerpo acabó encadenado en los pozos del abismo, y fue partido por la mitad, de la parte superior se creó el cielo, y de su mitad inferior la tierra firme, asi mismo, sus lágrimas derramadas se convirtieron en las nacientes del río Tigris y Éufrates, entre los que florecieron las civilizaciones mesopotámicas hace siete mil años.

Este fragmento reproducido en varias oportunidades viene a ser algo así como la historia oficial de esta dupla.

Para la mirada astrológica sin embargo, existen algunos elementos confusos si se intenta equiparar fácilmente a Júpiter (Zeus) con Marduk.

La razón es el concepto de "bitu" (casa o sector en nuestra acepción moderna).
Cuando se sigue esta épica de la creación, Marduk luego de vencer a Tiamat la coloca como una ostra desde el oeste al este en el equinoccio.
Allí se cuenta que Nibiru es un planeta colocado por Marduk en un extremo este donde yace la cabeza de Tiamat que no sería otra cosa que la cabeza del dragón (caput draconis) y en el otro (el oeste), la cola (cauda draconis).
Así estas "bitu" (estancias de los grandes dioses según las tablillas), pueden ser las moradas lunares que sincronizan la vertiente de la Astrología Lunar y el ciclo que recorre el satélite para ir de un punto a otro es decir el tiempo entre caput y cauda, es aproximadamente de 27.7 días.

El papel de Marduk por tanto, queda débilmente vinculado como herencia en la Astrología Occidental a Júpiter y debe de recurrirse para este caso en la hipótesis que Tiamat (en este caso Venus) ocupa el oeste, Nibiru (en este caso Marte), el este, mientras que antes de cruzar el meridiano tendría su reino Marduk (ahora sí, insertado como Júpiter en la constelación de Sagitario) y Ninurta a continuación (Saturno en la constelación de Capricornio).

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Eudes Picard

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Breve nota biográfica del astrólogo más representativo de la Astrología Judiciaria del siglo XX.

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